Adentrarme en el mundo de las expresiones plásticas en estas dos últimas semanas me ha hecho reflexionar sobre la idealización que tenemos de los museos cuando queremos ver obras de arte pero para mí la calle se ha convertido en el mayor museo.
Cierto es que tenemos la gran suerte de vivir en una ciudad preciosa y con mucha historia pero no solo los grandes edificios como pueden ser las catedrales, los numerosos patios y claustros, la universidad o las incontables iglesias abarcan todo el arte de las calles.
Algunos pueden pensar que esta pintura, con tan solo mezclar unos cuantos colores, todo el mundo sabría hacerlo. Otros, sin embargo, al verlo, les gustaría conocer las causas o experiencias que le han llevado a su creador a pintarlo. Pero de lo que estoy completamente segura es que nadie se queda indiferente al pasar por la Rúa Mayor de Salamanca (lugar donde está tomada la foto) y verlo. Por lo tanto, ¿qué importa si lo pueden hacer niños o mayores? ¿Si a primera vista parece más o menos complicado? ¿No nos transmite algún sentimiento, del tipo que sea, a todos? Nadie entonces puede negar que sea una obra de arte.
A unos les expresará caos, a otros les expresará rebeldía, a otros puede que les traslade a un mundo de fantasía… en todas las personas que pasen y lo vean se manifestarán una serie de sentimientos o recuerdos.
A mí personalmente me expresa positividad y alegría ya que considero que a través de la mezcla de colores podemos introducirnos en un mundo divertido recordando nuestra infancia y nuestros pensamientos fantásticos.
¿Y a ti?
Entre el blanco y el negro hay todo un mundo de color.
Estoy de acuerdo contigo, a mí también me trasmite alegría y positividad al ver la gran cantidad de colores que han ultilizado.
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